miércoles, 30 de mayo de 2012

Un Mundo Feliz, Aldous Huxley.



Cuando nos sentamos en nuestro sillón de leer, en la cama, o aprovechamos un interminable viaje en la línea 1 como es el caso de servidor, y decidimos abrir “Un mundo feliz”  de Aldous Huxley, nos encontramos ante una historia de ciencia-ficción que nos hace involucrarnos en un mar de sentimientos, futuros descubrimientos más realizables de lo que creemos,  historias paralelas cargadas de emotividad y frustración, grandes genios, pobres locos, un argumento que incita a lector, en este caso un sujeto de 19 años, que ha leído esta novela futurista, a pensar, con miedo y a la vez fascinación, en todo lo que el ser humano, torpe y sencillo como parecía en sus remotos comienzos, cuando se usaban toscas lanzas para poder cazar algún mamífero que llevarse a la boca, hasta poder crear a los hombres al por mayor, como nos cuenta el autor de una forma intrigante y utópica. ¿Utópica?, desde mi simple punto de vista no… el mundo feliz que nos plantea Aldous Huxley, no es tan distinto como el mundo feliz en el que vivimos, no es tanta la diferencia, hoy en día, gracias a la cirugía plástica, las mujeres de esta nuestra sociedad occidental, no tiene nada que envidiar a la misma Lenina, el necesitado soma, lo podemos encontrar en las tan de moda  tarifas de datos, a las que muchos de los futuros trabajadores, vivimos enganchados y dependiendo hasta tal punto de hallar nuestra felicidad en ellas, tomando como droga las redes sociales, la telebasura cada vez mas prolífica en las cadenas de medios, algo aparentemente inofensivo, como el soma, y más que recomendado, siendo todos nosotros constantemente bombardeados y acosados con la publicidad persuasoria obligándonos, de forma “inofensiva” a caer en la esclavitud de tales elementos, sometiéndonos a incurables complejos, que podemos eliminar en los maravillosos gimnasios, sustituyéndose así, en tradicional y sano deporte al aire libre, u otras prácticas sanas, como la lectura, incluso, algunos de mis compañeros han tenido que leer el libro en formato PDF, ya no se tiene ni por qué emplear el analógico.
Hay personas que son capaces de permitir que millones de personas mueran en la más absoluta miseria y pobreza, cobrando cientos de miles anualmente. Aquí, es donde se demuestra y se ven la crueldad, egoísmo e incomprensión humanas, que han formado parte de nuestra estructura genética desde el comienzo. Cualidades que en el año 632 después de Ford, continúan un Mundo Feliz, a pesar de que en este, el desarrollo de la ciencia aparente haber conseguido un estado mundial de felicidad. Seré conciso, la Guerra de los Nueve Años, trajo detrás de si la pérdida de ancestrales prácticas y costumbres, la reproducción humana ha pasado de  ser natural, a pertenecer como función exclusiva de desarrollo a manos de ingenieros genéticos, quienes desde sus laboratorios, controlan la cantidad y la calidad de embriones de probeta, futuras generaciones de trabajadores, veintenas y veintenas de clones creados mediante el método Bokanovsky, y otras avanzadísimas  técnicas de laboratorio,  modulados y diseñados de forma que puedan cumplir los requisitos del contrato socio-laboral que  firman con el simple hecho de su programada existencia,  clasificados por 5 letra griegas, desde la aventajada élite de los Alfa, los que controlan el cotarro, hasta legar a los simples Epsilon destinados a la realización de arduas tareas y trabajos similares a la esclavitud, todos ellos seguidos con tratamientos como el electroshock para la aceptación de su futura “vida” si se puede llamar así, ya desde pequeños, los niños de este mundo feliz duermen en grandes habitaciones comunales en las que dormidos reciben mensajes subliminales para controlar su conducta y mentes, de acuerdo con el pensamiento Fordiano.
Pero en el mundo feliz, también se cometen errores, como lo puede ser Heltmoltz Watson, quien a pesar de su categoría de alfa, posee un físico impropio de la élite,  y no puede tener relaciones sexuales como debería, un simple error de probeta. Personas que no encajan en esta “perfecta sociedad”, o que son conscientes de que existen otras formas de vida, como Mustafá Mond , quien deja sus científicas investigaciones para darse al bien común, una persona que guarda en una caja las grandes obras maestras  de la literatura, la filosofía  y la religión,  quien admite que limitar el desarrollo intelectual de la mente, está en contra del bien general. O un humano salvaje que cita a Shakespeare, remoto vestigio, quien llevado al mundo feliz se siente abrumado  entre otras cosas por la desenfrenada sexualidad de allí, lo que cree está en contra de l dignidad humana que desde Ford, queda transformada en pertenecer a un estamento.

Esta obra de Aldous Huxley, plantea un dilema similar al que puedan plantear otras obras como “Matrix”, “Blade runer”,  “V de Vendetta” o que ya en la antigüedad planteaba Platón en su mito de la caverna. Nos hace plantearnos hasta qué punto el hombre depende del bien común y de la felicidad, el control, y lo que de verdad se puede plantear como meta al ser humano, como tal, no como artificial clon creado a partir de otros , si no como un ser natural racional, lo que en estas sociedades cada  vez mas cercanas a estas utopías planteadas queda  encaminado a la extinción, la libertad. 


 Pedro Giménez Endolz

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