Tus labios, papel de fumar, incitan a correr sobre ellos
tus muecas, deseos.
yo caminaré sobre tu espalda esta noche,
sobre tu espalda, mis sueños.
nunca antes pude decir que te quería, que te amaba,
que estaba loco, que pude perder el miedo.
nunca antes no, locura, nunca antes pude decir aquello
y despójame de tu sonrisa y de tus secretos
de tu carne y de tu pelo,
de tu mar de agua salada.
de tu voz, de tus recuerdos,
de tu ironía asalvajada,
de tus noches de inconsciencia,
de tu ritmo inalcanzable,
de tu verdad, de tu mentira,
de tu terrible inocencia.
Inocencia de no quererme, como quieren la agujas
a las horas, y los grados a mis vasos,
terrible, como la niebla que oculta nuestros pasos,
del uno al otro, y del otro al uno,
sólo ahora podré decir, y puedo,
que te amo, porque no estás...
porque nunca estaré yo,
y como yo no habrá ninguno...,
perla de noche que estas en el cielo,
verde metal que en nuestros cuerpos quema,
noches, noches sin camino,
y quizás tu, con el alma llena,
llena de gavilanes, urracas, gorriones,
buhos, águilas, canarios y alcones,
alas de pájaros sin vida,
que vuelan, por que no les qudan mas cojones
quizás tu contemples algún día estos versos...
quizás sepas que eres tú con quien hablo...
quizás tu entiendas la voz que grita cerrada quí...
en un teclado en una pantalla, en un papel....
en mis manos vacías.... en mi cara llena de agua
de tu agua.
Pedro Giménez endolz.
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